Estoy impresionada.Los universos paralelos existen.
La ignorancia y la impostura domina al planeta.
Cuando empecé mi trabajo sobre Juana I de Castilla, iba tras la pregunta de si estuvo loca o era un cuento romántico creado alrededor de su persona.
Un señor muy importante de la Real Academia de Historia de nuestro sacro santo país citaba en uno de sus libros sobre la Reina Juana la existencia real de unas cartas de amor escritas de puño y letra por Juana I de Castilla a su esposo Felipe el hermoso.
Este señor tan importante de la Real Academia de la Historia citaba a pie de página sus fuentes para tal afirmación.
Yo me pongo a la búsqueda de las cartas en cuestión y ¿ con que me encuentro? pues con la EVIDENCIA de que tales cartas NO EXISTEN.
No han existido nunca. Los señores catedráticos no verifican las fuentes. El origen de esta historia nace en plena época romántica y alguien se lo inventa y otro lee esa primera y única biografía y zas!! cita la fuente y así sucesivamente.... hasta que se convierte una verdad de verdad. Francamente: Es increíble.
Y ahora, después de mi viaje a Tordesillas y de mi descubrimiento de que la Reina Juana vivió en un palacio, voy y acabo de enterarme que un tal Anton Van den Wyngaerde ( 1565-1570) hizo un dibujo de Tordesillas que ha estado colgado en el Victoria & Albert Museum de Londres desde el año de la nana, en el que se ve perfectamente el palacio en cuestión. ¿ Nadie lo había visto antes? ¿ Es posible que aparezca tal cosa por primera vez en una tesis de un tío del 2003? Pues es posible. Y no solo existe el dibujo sino que existen cartas refiriéndose textualmente a la Villa y los cortesanos que en ella vivían fechadas en 1509. Todo ello aparece en el libro que os he contado.
Los señores catedráticos de la Real Academia de la Historia han sostenido durante siglos que la Reina Juana I de Castilla estuvo recluida en una torre enana, alta y estrecha como la de los dibujitos de Merlin el encantador de Walt Disney, impresionando sobremanera a una servidora en su primer viaje al lugar, allá por el año 1965.
Pues viva la Real Academia de la Historia y el curro impresionante de los señores que ocupan sus sillones de piel!!
Si todo ha ido así en este país, estamos apañados!!
Bego.

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